ya no tengo mucho tiempo para ser yo, trabajo, estudio y me ahogo en un mar de responsabilidades que no me representan; el reloj posa sobre mi sien su arma más infalible: el paso del tiempo. 

trabajo, estudio, y no puedo evitar creer que estoy perdiendo más de lo que gano. aunque si no hiciera todo esto quizás lo que ganase no me alcanzaría, pero la paz absoluta me tranquilizaría, eso seguro.

a veces me pregunto si vamos a estar juntos siempre y es este presente el destino que nos seguirá tocando la puerta, o si en algún momento hay algo más allá del estancamiento en que nos encontramos. simplemente estamos, creo que nos olvidamos cómo seguir adelante; es que tus brazos eran tan cómodos, que pensé que quedarme por siempre ahí sería una buena opción, sin embargo, sumida en ellos se me imposibilita la movilidad, sabés. y justo hoy quiero caminar, correr, saltar, o andar en bici; y no sé si tus brazos aguantarían el peso de mi libertad. 
tal vez me encuentre en una disyuntiva. tal vez jamás la enfrente. vivir así, en un veremos constante. 

y no te quiero romper el corazón, porque te amo, y a quién más voy a amar. tampoco te amo porque no vaya a amar a nadie más, te amo porque no quiero amar a nadie más; para mi, solo existís vos. pero extraño la persona que era antes de vos. 
siento que es medio enfermizo, no sé si adjudicarselo a que me educaron mujeres atravesadas por un duelo infinito, ni tampoco citar a ale pizarnik pero, creo que nunca voy a amarte tanto como te amaba cuando sentía que no me pertenecías, vos sos todo y más de lo que cualquier ser podría desear, pero en mi cabeza la realidad nunca supera la ficción. y encontraba, en amarte, una independencia que me permitía inventarte como yo quisiera; y aunque sufría, con un dolor desgarrador, no me entenderías, pero jamás logré sentirme tan identificada por mi misma como cuando habito mi dolor. te juro, no sé qué hacer con la estabilidad, con la normalidad, cuando nada me atraviesa, porque vos sos la paz personificada y con vos no hay nada que me pese.

recuerdo mi dolor tan entero como lo más certero que pude entregarte siempre; y aunque estar con vos es el estado más pacifico y alejado del dolor que conocí alguna vez, no puedo evitar prepararme para un dolor desgarrador, quizás es que nunca había sentido tanta paz. 

Comentarios