bitácora de la ansiedad

a veces me siento desmayar aún cuando estoy parada y con los pies más firmes que nunca. es eso un poco la ansiedad no como patología sino como naturaleza inminente.

ya no es algo aislado sino una praxis del día a día. quizá sea que ya no vivo sino que vivo con, por y para algo; que sería ella. 

mi ansiedad toma un montón de formas y miles de veces se encuentra en lo ajeno pero lo que más le gusta es disfrazarse de ese pensamiento que pega y pega y pega hasta noquearme la razón

no es por militar, de golpe y sin razón, la virginidad hasta consumar el matrimonio pero hace tiempo que lo único que recorre mi cuerpo es ella. y no es humana, no son manos, son garras. y no toca mi cuerpo físico sino que va desmembrando el más allá; recorre mis nervios y activa mis sentidos. genera un alboroto biológico que me pone en alerta aún en la comodidad de mis cuatros paredes y mi cuerpo.

quizá mis brazos y mis piernas sean también mis cuatro paredes.

ya no le encuentro sentido, es fácil que se dispare pero difícil dispararle y quizá sea porque dispararle significaría dispararme a mi. no sé bien dónde apuntarme para cortar de raíz la necrosis emocional que me está causando sin afectar otros puntos elementales de mi corporeidad visceral, porque no sé dónde termina ella y dónde empiezo yo.

se alimentó de mi tanto tiempo que soy un pequeño ventiluz frente a una sombra gigante. la luz que me traspasa, siento, no alcanza. 

la ansiedad conoce tanto mi cuerpo que yo ya me olvidé que lo habito, tanto tanto que puede desconocerlo las veces que quiera, probando nuevos limites, demostrándome que todo lo que creí conocer no fue más que una farsa, porque no podría ni haberme imaginado que mis manos temblaran así o que mis ojos sollozaran de esta forma, o que mi estomago se retuerza ante lo que nunca fue, lo que nunca existió, o el desastre que pudo haber habido. porque yo, racional, jamás hubiese imaginado un cuerpo tan impregnado de ficción y tan atravesado por cosas que jamás pasaron. 

mi ansiedad es lo más actoral que tengo y creo, en cierto modo, hace el teatro que algún día espero exteriorizar. mientras tanto, yo tiro a matar, en el medio puedo caer yo, o puede caer ella. 

despedazarme ya no es una consecuencia, sino lo cotidiano

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