creo que

son 8 las horas que dura esa playlist que lleva tu nombre, tiene 130 canciones.
fueron 365 días en los que pensarte tuvo sentido; este es el 366. aunque, hoy, todo carece. 
6 nombres distintos con los que te agendé, y el sinfín de nombres con los que te bauticé entre amigas.
pienso hablábamos, aproximadamente, 4 horas todos los días, muchas veces más, muchos días dejamos pasar tantas de esas 4. 1460 horas, en promedio, un estimativo.
yo le saqué a alguien esas horas, y te las entregué a vos. no busco que me las devuelvas, solo encuentro la excusa perfecta para pensarte, y escribirte.  
49,877 mensajes, cuántos te quiero, cuántos me gustás. no los suficientes, tal vez.
un mes y medio creo que tardé en contarla a alguien de vos. tres meses en conocernos, y un mes más hasta que el encontronazo con tu hipocresía te consagró humano; no eras todo eso que me habías dicho y que yo, carente de lógica, había creído que eras. 

21 horas y 21 minutos es lo que tardo en preguntarme, sin culpa, si me pensas. 15 audios con la voz cortada la primera vez que me dolió tu existencia. mensajes infinitos en madrugadas eternas. ¿cuántos sueños lucidos donde tus manos me palpaban? manos que habías inventado, que yo había creido. 
11 temporadas de modern family y 6 de community, esa otra de atlanta que jamás vi. 40 cuadras hasta la plaza, 2 pedales que me acompañan. un dolor que casi no existe.
tantas despedidas nunca materializadas que, al igual que nuestro querer, concluían en nada (si es que la nada es un estado).

una carpeta con 53 capturas de pantalla que dejé, luego de borrar los mensajes, para convencerme de que quererme fue un hecho y no un anhelo. 

2 cuadras tardé en contarle a lucia, la última vez, por qué quería que dejemos de hablar. si te hubiese querido como hace 300 días atrás, el camino a recorrer hubiese sido mucho más extenso. pero duró 2 cuadras y un audio.

un día, desde que te dije chau, es lo que me llevó prender la compu y poner una de esas peliculas argentinas que tanto me gustan. lo había dejado de hacer, no me lo habías pedido, pero el amor ocupaba un espacio por el que era capaz de batirse a duelo con un guion de aida bortnik y dejarlo en el piso destruido.

así fui cuantificando tu existencia, y así voy a seguir cuantificandola hasta reducirte a 0, y que no ocupes siquiera ese lugar. al final, existía un final.

cuánto tuvimos y qué poco que tenemos ahora. por eso querer a medias no funciona. vive y muere en un presente, y no puedo, ni merezco, llevarme a la posteridad lo que nunca existió, lo que no hicimos.
pero cuánto ocupó.



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