hoy usé mayúsculas. me rompiste demasiado. estado: resentida.

 

juan gelman dijo

yo no sabía que 
no tenerte podía ser dulce como
nombrarte para que vengas
aunque no vengas
y no haya sino tu ausencia
tan dura
como el golpe que me di en la cara
pensando en vos. 

Y claro, desde ayer que no hago más que pensarte. Qué significas. Por qué llegaste y por qué te vas. Intento buscarte un sentido. 

El otro día vi la película host, la que se hizo por zoom. Un grupo de amigas intentan comunicarse con espíritus, sin embargo, una de ellas hace como si ya hubiese tomado contacto con uno, para hacerse la graciosa. Lo que ella no sabe, es que abre un portal, inventa una máscara que, de ahora en más, podrá utilizar cualquier demonio para tomar forma y poder. 
Bueno, a qué viene esto: un poco así lo siento con el amor; yo no conozco cómo viste, cómo huele, ni cómo se pasea, y lo malo de ser tan ignorante en cuanto a eso, es que doy lugar a que cualquiera tome su máscara y se haga pasar por si. 

Vos hablaste un montón de amor. UN MONTÓN. Y yo te pedí tantas veces que no lo hicieras, sin embargo, no importó. 
Insistías. 
Yo no miento, entonces tiendo a creer que nadie más lo hace. Las palabras no salen de mi como si no le pertenecieran a mi inconsciente, al contrario, muchas veces no salen porque son tan mías, que no quiero compartirlas porque sé, entonces, que sería resignificarlas en nombre del otrx. 

Ayer mientras llevaba a cabo mi LLANTO NOCTURNO entendí que el problema no eras vos, sino yo. No te lloraba, es decir, en parte si, claro que si, pero no en profundidad. sino que estaba tan frustrada conmigo misma por lo disfuncional que soy ante todos estos fenómenos que hasta llego a sentirme una fracasada. 

Cuando hablamos la otra vez me dijiste "gracias por ser la persona más graciosa de mundo", asimismo, yo no te agradecí por nada. Porque en ese momento me pareció hasta desubicado compartirte mis concepciones sobre tu existencia, porque no lo mereces, y, porque sé, que decírtelo me haría más mal a mi que a vos, pero, si hay algo que me enseñaste y agradezco es el entender que las palabras perecen. 
No es como si quisiera quitarle valor a todo lo que creíste sentir, creo que si lo hiciste, en el momento que lo dijiste; pero el tiempo sigue corriendo, no se detiene en tus te quiero. 

al final lo que más me duele es que no puedas otorgarte ni siquiera la paz de que tus palabras concuerden con tus acciones. 

no estoy enojada, aunque un poco pelotuda me sentí. OJO. lo importante es resignificaste un montón de cosas, sabés hace cuánto no escuchaba torn sintiéndolo en lo más profundo de mi ser? 

como decía en un principio, leyendo ese poema
sabés que yo no sabía que no tenerte podía ser tan duro 
como darme cuenta que, todo este tiempo, 
quererte había tapado, muy pobremente, 
todo lo malo que, creía, solía habitar en mi
sin embargo
es todo tan mío
que con quererte no alcanzaba 
y funcionaba hasta como excusa
para no quererme

Ojo igual, que en un accionar digno de todo el amor propio que, a veces, parece no estar, te pedí que te vayas.

Por esas cosas dije que no quería quererte. Igual, llevé tus palabras a lugares que se me hacen más acordes. 



Comentarios