dieciséis

Todavía siento el tacto de tus manos cada vez que me enfermo, como cuando era chica, y venías cada dos por tres a toquetearme la cara para saber si tenía temperatura alta.
Está grabado en mi, sabés.
Quizá por eso no me gusta enfermarme.

Siento tus palabras
tu voz
entrando a mi mente
como si fuese todo un desesperado esfuerzo
por no olvidar cómo sonaba el amor.

Cómo cantaba
cómo tocaba la guitarra
cómo tocaba el teclado
cómo reía

No sé si creo en todo lo espiritual
lo catolico
lo evangelico
lo MASON (ahre)

no sé qué hay después
y hasta creo que nada
pero, ¿cómo es la nada?
mi mente no puede afrontar una nada
por eso mi sentir la protege
y le hace creer que no existe la nada. que siempre hay algo.

pero este yo que te escribe, sabe que lo único certero es el estar.
que en el momento en que tu cuerpo dejó de dar
ya no hay nada.
al final somos un conjunto de recuerdos
de cosas que nos contaron
cosas que nos dijeron
las veces que nos etiquetaron
y el esfuerzo que hacemos
por convivir con lo bruto de saber
que no somos nada y a la nada vamos.
que tenemos el espacio, el tiempo y el poder de ser algo
mientras estemos.

me gustaría decirte feliz cumpleaños como todos los años
pero hay dos componentes importantes que fallan: no es feliz. ni cumple años.
no es.
y quizá deba educar a mi cuerpo
para que su memoria olvide que existió un 16 de agosto distinto.

pero este cuerpo, que aún siente el tacto de tus manos
y el sonido de tu voz
no creo que lo entienda.

brindo por vos, como dije alguna vez. me voy a auto citar porque mi ego es más grande ok.
porque fuimos
porque estamos
y porque hay un vos dentro mio
que no deja de cantar
ni de tocar frentes para medir la temperatura.
lo llevaré para siempre, hasta que me consuma la nada.

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