mi tio

aún tengo más quejas que hacer.


mi tio es taxista. tiene como un montón de años. trabaja desde chico.

trabaja 12 horas por día y duerme, no sé, 4 (y no de corrido). gana como el orto, tiene deudas y todavía sigue sin pagar los impuestos de enero (si, acá vivimos todos juntos). es muy injusto que laburando 12 horas no te alcance la plata para llegar a fin de mes.
igual mi tio ni se queja, quizá es porque no tiene tiempo.

él se rie, baila, se divierte, pero no sueña, sabés. jamás se le ocurrió siquiera viajar al exterior, no se le pasó por la mente, porque sabe que con lo que sea que gane cuando se jubile no le alcanzaría.
y nos cuenta sus anecdotas, cómo vivían en sus tiempos, y cómo se la rebuscaban. porque hoy en día falta eso, voluntad.
jamás me enojaría con quien tiene fé o con quien piensa que es voluntad lo que falta para comer, porque sé que ellos no tienen la culpa.
si me enojo con los de arriba que le hacen creer a un pobre tipo que lo que lo hace digno es arrastrarse frente a su jefe suplicando un mísero aumento que le permita, éste mes, pagar el gas. me enojo con quien les hizo creer que salir a laburar a los 12 (o 9, o 10, u 8) y explotarlos 12 o+ horas es EL PRECIO que deben pagar si quieren sacar a cenar a su familia, construir una casa, o pagarse un viajecito. me enojo con quien les quita los sueños y las ganas de soñar.

y no me molesta que mi tio sea feliz con lo que tiene, me molesta que le corresponde tener más y él ni lo sabe.

me pregunto ¿dónde está la plata que trabaja mi tio? en alguno de los tantos viajes caribeños que concluye su patrón, o en el vestido de la fiesta de 15 de su hija.
y mientras tanto acá, sacan cuentas para ver cómo pagar los impuestos y se hacen a la idea de que luego de jubilarse deberán seguir trabajando, porque no alcanza.
me duele que la decencia tenga hambre y la decadencia esté viajando sin más.

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