no me gusta escribir cosas tristes

y quizá por eso las borro al poco tiempo de publicarlas, es que a veces hasta me parece absurdo.
Cuando uno está mal, llorando y revolcándose en el piso, dice cosas que parecen leves dentro de la agonía, pero no lo son. Desde confesiones de amor hasta la realidad del dolor más puro. Y no tiene nada de malo, porque no es que no lo sienta, es que no sé si quiero cargar el peso de mis palabras más tarde, entendés? como si tuviera que pagar intereses por decir lo que dije.
No me gusta leerme triste porque siento que soy una dramática de mierda y no es ese tipo de atención el que necesito ni el que quiero. Me basta con saberlo y listo.
Cuando el mundo te ve tan triste y tan queriendo a otros planea que seas así el resto de los días, pero no, de vez en cuando la flasho, déjame en paz. Son etapas.
En fin, es una paja.
Igual, ¿quién la iba a leer? pero de igual manera, no me gusta verme así, no quiero después tener que mantener los te quiero ni los te extraño.

[bue re gila la chabona por lo menos soy sincera perdonenme el tiempo corre muy rápido como para escribir más de lo que puedo dar, los quiero igual]

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