Imagínate que seas vos, e imaginatelo en serio. Qué es tu hermana, tu mamá, tu tía, tu amiga, tu novia. No, para, mejor no lo imagines en otra.
Deja volar tu imaginación y visualiza otra realidad en la que sos mujer, por coincidencia biológica, porque si, sin razón, no quisiste serlo: lo sos. Despojate de tus beneficios de varón e imagínate en otro cuerpo. Mírate a un espejo, sos mina, joven, linda, fea, flaca, gorda, negra, blanca. Sos.
Mira con atención el cuerpo que te tocó, y memorizalo. Amalo. Querelo, valora el cuerpo de mujer que tenes. Y ahora que lo querés: no lo olvides jamás, porque esto va más allá de la imaginación, cuando sos mujer, tu cuerpo hoy es tuyo, pero mañana no sabes a quién le pertenecera. Imagínate que te lo tocan, lo ultrajan, lo violentan, lo desaparecen.
Imagínate que sos mujer y ponete en su lugar, no pongas a nadie más, IMAGÍNATE VOS SIENDO MUJER, que te dé la piel.
Hiperventilate, desesperate, llorá, descomponete, enojate, gritá, vomita la inmensurable cantidad de beneficios que te otorgan por haber tenido un golpe de suerte biológico, replanteate cada rincón de tu vida hasta ahora. No dejes espacio sin recorrer. Y pedí disculpas, y agradecé, porque no naciste mujer.
Porque solo tenés que hacer el esfuerzo de imaginar a tu familia llorandote, a alguien ultrajandote, a tus amigas pidiendo justicia, a desconocidos culpandote, al estado en ausencia, a tu mamá rogando frente a una camara para que la justicia tenga mínimamente la decencia de creerle, de activar, de no mirar para un costado, pidiéndole a un pueblo cegado que se ponga, por hoy y aunque duela, un segundo en sus zapatos. Sentilo, sentite muriendo, sentí como se mueren tus pares. Como desaparecen. Y no te olvides, lo repito, de agradecer que no naciste mujer.
Qué tu papel acá solo sea empatizar, y no es muy difícil: dejar de matar.
No hablo del acto físico. Dejen de matar cada vez que perpetúan nuestra sexualidad as ser merecedoras de sufrimiento, cada vez que desvirtúan nuestra presencia en su lenguaje, aunque si de violencia verbal se trata seremos protagonistas de sus insultos. Dejennos en paz, aún putas, rápidas, libres, zurdas, negras, chetas, feas, gordas, dejen de asesinarnos en cada acto. De invisibilizarnos.
Hacete mujer, y entendé.
Deja volar tu imaginación y visualiza otra realidad en la que sos mujer, por coincidencia biológica, porque si, sin razón, no quisiste serlo: lo sos. Despojate de tus beneficios de varón e imagínate en otro cuerpo. Mírate a un espejo, sos mina, joven, linda, fea, flaca, gorda, negra, blanca. Sos.
Mira con atención el cuerpo que te tocó, y memorizalo. Amalo. Querelo, valora el cuerpo de mujer que tenes. Y ahora que lo querés: no lo olvides jamás, porque esto va más allá de la imaginación, cuando sos mujer, tu cuerpo hoy es tuyo, pero mañana no sabes a quién le pertenecera. Imagínate que te lo tocan, lo ultrajan, lo violentan, lo desaparecen.
Imagínate que sos mujer y ponete en su lugar, no pongas a nadie más, IMAGÍNATE VOS SIENDO MUJER, que te dé la piel.
Hiperventilate, desesperate, llorá, descomponete, enojate, gritá, vomita la inmensurable cantidad de beneficios que te otorgan por haber tenido un golpe de suerte biológico, replanteate cada rincón de tu vida hasta ahora. No dejes espacio sin recorrer. Y pedí disculpas, y agradecé, porque no naciste mujer.
Porque solo tenés que hacer el esfuerzo de imaginar a tu familia llorandote, a alguien ultrajandote, a tus amigas pidiendo justicia, a desconocidos culpandote, al estado en ausencia, a tu mamá rogando frente a una camara para que la justicia tenga mínimamente la decencia de creerle, de activar, de no mirar para un costado, pidiéndole a un pueblo cegado que se ponga, por hoy y aunque duela, un segundo en sus zapatos. Sentilo, sentite muriendo, sentí como se mueren tus pares. Como desaparecen. Y no te olvides, lo repito, de agradecer que no naciste mujer.
Qué tu papel acá solo sea empatizar, y no es muy difícil: dejar de matar.
No hablo del acto físico. Dejen de matar cada vez que perpetúan nuestra sexualidad as ser merecedoras de sufrimiento, cada vez que desvirtúan nuestra presencia en su lenguaje, aunque si de violencia verbal se trata seremos protagonistas de sus insultos. Dejennos en paz, aún putas, rápidas, libres, zurdas, negras, chetas, feas, gordas, dejen de asesinarnos en cada acto. De invisibilizarnos.
Hacete mujer, y entendé.
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