no tengo padre, como te diste cuenta?

hace cinco años algo se detenía para siempre, tu tiempo había dejado de correr y, de un día para el otro, dejaste de ser presente para convertirte en recuerdo. 
algo dejo de existir, alguien dejó de existir. un poco vos, otro poco yo con mi condición de hija.

ese día supe - mentira, no supe nada, mi mente estaba ocupado agonizando - que el tiempo de ser hija de un padre había terminado y que iba a tener que convivir con la ausencia y el dolor. 

no me parece injusta la muerte de un padre de familia a los 50 años, porque entiendo quizás que en estos tiempos morir calentito en una cama y acompañado es un privilegio. más si podría pensar que es injusta la vida de quienes aún están, en soledad. 

pienso, tal vez, que fue injusto tener que levantarme al otro día, ponerme un jean, una remera negra, y la misma campera amarilla verde y roja que uso todos los días hace 6 años, y salir a la vida. si creo que es injusto tener que volver a la facultad y comentarle a los profesores cabizbaja mi condición de huérfana de padre. si creo que es injusto despertarme todos los días sabiendo que la que va a hacer los mandados soy yo porque ya no vivo en las comodidades de mantenida. si pienso que es injusto tener que entretener a los animales, pasearlos, bañarlos, en absoluto silencio y soledad porque ya no acompañás. 
si creo que es injusto la avalancha de conocimiento, diversión, y aprendizaje que se sucedió luego de tu partida, difíciles de disfrutar con el gusto amargo en la boca de no poder correr a contarte nada. creo que son injustos los corazones rotos sin un padre que me abrace. creo que son injustas las noches de frio y los días de fiebre, sin tu mano en mi frente. 

creo y estoy convencida de que lo más injusto de la muerte es ese instinto de supervivencia que por inercia me lanza a hacer algo, aún sin ganas, aún llorando, porque no puedo morirme con vos ni aunque lo quisiera. 
creo que es injusto también llevar el concepto de tu persona (cenizas) en un gracioso tarro de tafirol, esperando quizás, algún día, completar todas las cosas que debí vivir a tu lado, para dejarte volar en paz. 

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