tu distancia no la comprendo y aunque ya no la lloro, a veces aún la analizo. como buscando una pizca de lógica que justifique este vacío que siento.

al principio te buscaba en cada lugar que recorría, inclusive en los que era imposible que estés. 
recorría mi barrio con cuidado, no vaya a ser cosa que te encuentre. si pasaba por una plaza y veia un varón, esperando o con una chica, desviaba la mirada rápido, pensando que podías ser vos; no importaba si era rubio de ojos celestes, miraba con cautela por si llegabas a ser. 
tal vez porque, en algún momento, fuimos dos chicos en una plaza, entonces me muevo con cuidado, dolería encontrarte siendo lo que fuiste -lo que fuimos- pero sin mi.

hasta hace una semana entraba a mi casa lento y sin hacer ruido, por si me querías sorprender. quizás estabas escondido atrás de alguna puerta listo para decirme que todo fue un feisimo chiste. como si la normalidad fuera un lugar al que podemos volver, después de esta tormenta y no un estado que se degeneró tratando de adaptarse a este dolor. 

ya no quedan perdones en los que ahogarme ni la esperanza puede tenderme la cama para que descanse hasta que vuelvas. 

¿cómo podría arrepentirme de amarte? 
si entre desencuentros me encontré con tus ojos y entendí lo que era un hogar. a veces aún me observo en ellos, no tienen el brillo de antes, pero me gusta pensar que alguna vez fueron tan claros y resplandecientes que mi reflejo parecía brillar.
cómo podría no querer volver el tiempo atrás para congelarlo; no me importa morir de frío, porque en tus brazos encontraría más calor que en las 300 frazadas que me pongo con 20 grados.

recorro mi barrio
las plazas 
los shoppings 
ya sin miedo de encontrarte 
porque encontrarte sería, tal vez, entender que te fuiste 
de donde te había dejado 
y que aunque aún algo queda de vos
no es eso
que anda por ahí caminando

Comentarios