dejó de darme vergüenza escribirte después del texto 68

pienso en quererte como una acción automática a la que me es imposible escaparle y, a la vez, como lo único que me esfuerzo por mantener; digamos, no es que me cueste demasiado, pero todos los días me motivo a seguir queriéndote porque realmente disfruto el proceso. 
en el medio un montón de incógnitas van a habitando mi mente haciéndola más ajena que propia ¿por qué te quiero? ¿debería quererte? ¿por qué sigo insistiendo en quererte a pesar de todo? ¿quererte tanto es una muestra de lo poco que me quiero? entre otras. 
hoy siento que quererte dejó de tener que ver con vos y, en cierto punto, me parece que está bueno. digo, hay puntos inflexibles donde el cariño que te tengo sigue siendo tuyo pero también fue un proceso de enterarme cuánto podía dar y que, muy adentro mío, existía esa posibilidad, de desear que me quieran. 

las comparaciones entre el antes y el ahora son muy del 2020 pero espero me permitas encontrarme con ellas de vuelta, pues antes de vos había querido mucho, aún más de lo que supe quererte, y me habían querido, tantísimo más de lo que sabrías quererme jamás, sin embargo, estás en la acotada lista (sos el único, por el momento) de gente que quise querer y no que quise sin querer. con vos todo fue consciente y a sabiendas, aún todo eso que uno insiste en negar como el tiempo que rogué que me quisieras.

por eso tanto tiempo te otorgué mi razón como si no tuviera valor porque, a partir de vos, todo lo que era individual y que podía disfrutarlo en soledad, como mi cordura, dejaba de tener valor; por eso quería compartirla con vos. tampoco quiero rebajarte a la duda existencialista de si te quise o si solamente tenía ganas de querer a alguien, no quiero expresártelo pero, entre nos, entre el papel cibernético y los dedos que tipean esto, para mi las dos son igual de buenas; seguro para vos no, pues que te quieran por el anhelo de querer a alguien parece deprimente y vacío pero yo, que no tengo motivación para absolutamente nada, te anhelé. y en ese anhelo te reinventé, con un poquito de lo que me habías mostrado que eras, y otro poquito de lo que quería que fueras.
ahora no puedo abandonar ese ideal, quizá por eso te escriba, te salude, te avise cuándo me voy a dormir para que me pidas que me quede, te pase canciones y, quizá por eso, haya renunciado a la vida social que, constantemente, me recuerda que allá afuera no existe nadie que se asemeje a quien fuiste o a quien creí que eras. 
porque querer es un poco eso, perder la razón y resignarse a quererte por todo lo que no tenés, cuasi obligándote a, de alguna forma, adquirir esos hábitos. por eso quizá te explico detalladamente todo lo que me molesta, te pido que me expreses cuanto me querés (si es que todavía lo haces) y, de a ratos, replico quien fuiste conmigo así, por lo menos, el efecto rebote hace que seas, quizá, un poquito como yo fui con vos, cuando me sentí lo suficientemente cómoda como para desnudar mi intensidad. 

de todas esas instrucciones que te otorgo, no cumplís ninguna. no porque no respondas a la acción, sino porque falta un cariño como el motor de la misma, ese que tenías cuando no nos conocíamos. 
y si profundizo en repensar cuánto nos queremos o cuándo dejamos de hacerlo, me doy cuenta que yo tampoco soy lo que en un principio y el cariño que te tengo es absolutamente distinto; no te confundas, entiendo que a mi anhelo de que me quieras lo dirige ese ego que me creció de golpe cuando me hiciste creer que alguien podría quererme o, simplemente, cuando me interesó que alguien me quiera. porque antes, nunca me había importado que alguien piense siquiera algo positivo de mi existencia.

por eso desligarme de vos me es tan difícil, porque no sé si pueda despegar tu rostro e identidad de todos estos saberes que adquirí a partir tuyo, tampoco disfruto tener que despedirme porque el adiós no perdona ni da lugar a un margen de error que me permita quedarme con lo bueno. también tengo que despedirme de eso, y no sé qué tan preparada esté para eso.
sé, es egoísta velar por tu estadía en mi vida solo porque tus palabras lindas son las únicas que me importan y a las únicas a las que les doy valor pero, entiendo, que de fondo está sonando time to say goodbye, y algo debe significar. 

de igual manera, estar o no estar, eso es ambiguo. hay playlists tuyas y cada vez que vea una palabra medio compleja, vas a estar en mi mente. pero, fehacientemente, hoy, aunque no quiera, no puedo pensarte en otro lugar que no sea en mi mente, porque donde afloran mis sentimientos ya no cabes. 

te otorgo el premio al cariño más experimental que tuve jamás, pero ya no me gusta ni la persona que era cuando te gustaba

Comentarios